sábado, 27 de julio de 2013

EL DINOSAURIO PABLO



En un país muy lejano donde sabía bailar hasta el invierno, vivía el Dinosaurio Pablo oculto en un establo, rodeado de caballos y burritos, se escondía día tras día un poco asustado. Una mañana lluviosa salió de la granja, furtivo entre la bruma caminó despacio, pisaba la tierra con sus enormes patas y el sueño envolvió sus ojos ya risueños de animalito de cuento; con un gran bostezo se elevó de un plumazo hasta llegar a una nube que habitaba el cielo descalzo.
Desde su nueva casita observó a los niños que caminaban deprisa hacia el colegio, todos con sus babis y carteras,  para hacer los deberes de manera certera, los pequeños iban de la mano de sus papás y mamás, a veces abrazados a la abuelita o a una dulce primita, todos  acompañaban a los niños  y les daban besos largos en las mejillas. Besos de colores, tiernos y pegajosos, dulces, amados y acaramelados, tantos besos que los niños tenían los mofletes colorados y pesados, como si todos los besitos ya hubiesen merendado.
El Dinosaurio Pablo sonreía y pensaba, ¿dónde irán todos los besos? ¿se guardarán en los mofletes o rebotarán en los cachetes? ¿Se esconderán en las carteras o volarán libres por las aceras? Pablo se quedó dormido de tanto pensar y al despertar vio volar besos de colores como un vendaval, eran rosas y morados, estaban muy agitados, coloridos y divertidos llegaron hasta su ombligo y  entre risas y cosquillas abrazó  todos los besos y los guardó en su sonrisa porque ya no tenía prisa. Los niños salieron del colegio y volvieron a encontrarse con padres y abuelos que otra vez repartieron muchos, muchos besos.
Llegó la noche bailarina y la luna rodeó de luz las casas y los coches,  el viento travieso robó algunos besos que se quedaron volando entre flores y secretos, pero el Dinosaurio bostezó y de nuevo el aire le llevó muchos besitos hasta su verde cuellito. Pablo era feliz en su nube de cariño con besos y colores, pajaritos y ruidosos avioncitos, pero una mañana calurosa como el mordisco de una osa, el dinosaurio bostezó tan fuerte que se tragó todos los besos, guardados en su barriga se divirtieron chocando y besuqueando la tripita, entonces, el Dinosaurio Pablo bajó de un salto y regresó al establo, allí le recibieron contentos el Caballo Rayo y el Burrito Chico. Dino les contó la historia y rieron tanto que los besos se escaparon, ¡volaron, volaron y en los mofletes de los pequeños aterrizaron! Los niños y las niñas jugaban divertidos en el patio del colegio: se escondían, subían y bajaban de un tobogán y cantaban la canción de un grillo conocido que resultó muy pillo. Besos escondidos, violetas, elevados y arropados, pequeñitos y gigantes, todos los besos encontraron mofletes para quedarse un buen rato. Y los niños pensaron, ¿de dónde vendrán los besos? Pero sin pensarlo, todos se los quedaron, ¡mío, es mío! Exclamaban: ¡no, este es de mi abuela, y este besito chiquito me lo dio tu hermanito! Entre canciones, versos y esponjosos besos, las niñas y los niños repartieron sus mimos, besos que se quedaron para hacer feliz al Dinosaurio Pablo, besos que siempre regresan para dormir junto a ellos cuando están cansados.
Cuentan las hadas y los duendes que fue en ese instante cuando todos los pequeñajos del Planeta cerraron los ojos para dormir la siesta, y viajaron en sueños entre nubes y caramelos, y llevaron besos que revolotearon junto al Dinosaurio Pablo, que por cierto, jamás volvió a estar asustado.


Sonia Aldama Muñoz. Junio de 2013.

EL GRILLO PILLO

Esta es la historia del Grillo pillo y su castillo encantado, donde vivían muchos niños que nunca estaban asustados, pero en una mazmorra vivía la bruja Piruja a la que le gustaba comer moras, la bruja le dijo a una niña, que se llamaba Lina, que bajara al jardín a buscar un jazmín, si no lo encontraba le quitaría la risa, jajaja, se reía la bruja piruja, pero la niña salió con sus amigos los niños encantados y encontró un jazmín blanco y brillante como el jardín, cuando regresaron al castillo estaban un poco asustados y todos iban cogidos de la mano, se encontraron con el grillo pillo, que les dijo: si queréis quedaros con el jazmín y regresar al jardín, solo tienes que cantar conmigo la canción del grillo pillo que da mucha risa y nunca quita la sonrisa.
  • ¿Y cual es? Preguntó la niña Lina?
  • Solo has de mover los pies, contestó el grillo pillo.
    De repente ella movía sus pies y todos cantaron de pie: grillo pillo que te pillo, grillo pillo que te pillo.
La bruja piruja les persiguió hasta el jardín y allí apareció un elefante que comía guisantes, todos se escondieron bajo sus enormes patas y con la trompa devolvió a la bruja piruja al castillo. Los niños no dejaban de cantar, ahora bajito, escondidos en las patas del elefante, la canción del grillo pillo, ¿cómo era? La he olvidado, ¿alguno se acuerda de la canción? Cantemos bajito:
TODOS: GRILLO PILLO, QUE TE PILLO, GRILLO PILLO QUE TE PILLO.
El elefante empezó a reírse y los niños le dieron muchos guisantes. Después caminaron por un puente hasta llegar a un bosque donde vivía un gigante, que era muy amigo del elefante. El gigante Dante les contó a los niños que las brujas no existían, que solo estaban en su imaginación y que nunca deberían estar asustados, ¿entonces? Preguntó la niña Lina, ¿tampoco existe el grillo pillo?
- Ay que pilla, dijo el gigante Dante, vamos al lago donde navegan todas las historias y preguntemos al agua si existe el grillo pillo, ¿cómo era la canción? No recuerdo, cantemos todos mientras vamos hacia el lago. GRILLO PILLO QUE TE PILLO, GRILLO PILLO QUE TE PILLO. ¿Niños podéis ver el lago? ¿Qué veis? ¿Hay barcos? ¿Ranas? ¿Duendes? ¿Botellas con mensajes de amor? ¿Qué veis? ¿Algún grillo pillo?
- Siiiiiiiiii, yo puedo ver una piedra en medio del lago y ahí orgulloso como un oso está nuestro grillo pillo, dijo uno de los niños, ay que viene, vamos tras él, ¿cómo era la canción? Grillo pillo que te pillo, grillo pillo que te pillo.
Los niños regresaron cantando al castillo junto al grillo pillo, el elefante que comía guisantes y el gigante dante. Se quedaron en el jardín y vieron a la bruja piruja convertida en un hada dorada.
La niña Lina y sus amigos se tumbaran en el jardín, que olìa a jazmín y se quedaron dormidos, al despertar inventaron esta y muchas otras historias que les contaron a sus familias, y los mayores nunca supieron si eran sueños o bonitos inventos de su imaginación.
Y colorín colorado, el cuento del grillo pillo se ha acabado.
¿Cómo era la canción?
Sonia Aldama Muñoz. Junio de 2012.